La pronta, oportuna y acelerada investigación desarrollada por las ciencias médicas sobre el virus Covid-19, logró, en menos un año, la creación de las vacunas que probablemente inmunizarán a la especie humana del contagio y la muerte a causa de este pavoroso enemigo.
Lamentablemente el trabajo de la mayor parte de los/as científicos/as, ha sido monopolizado y puesto al servicio de los intereses económicos de las poderosas multinacionales de la farmacéutica, sobre buena parte de la producción del fármaco, con la certeza de que su distribución será el milmillonario negocio al que tendrán que someterse los países, enfrentados al dilema de hierro de salvar la vida de sus habitantes o dejarlos morir.
Como era de esperarse, las campañas de vacunación se iniciaron en los países del primer mundo: Simultáneamente comenzó entre ellos lo que analistas dieron en llamar “la guerra por las vacunas” y entre estos y las farmacéuticas que, amparadas en el carácter privado de las patentes, se dedicaron a especular con los precios, relegando la vida de millones de seres humanos del planeta a un segundo plano. La guerra entre paises es notoria, la Unión Europea prohibió la venta de las vacunas producidas en el territorio comunitario a otros paises, hasta tanto sean entregadas las dosis comprometidas por los laboratorios con los estados de Europa. Se trata de una jugada de acaparamiento de las vacunas por parte de los principales paises europeos sin importar que, entre tanto, los países africanos, asiáticos y de América Latina solo reciben pequeñas cantidades de dosis o simplemente no reciben.
AstraZeneca, laboratorio con sede en Inglaterra, anunció que por problemas de producción solo cumplirá con la entrega del 60% de las dosis contratadas anticipadamente por la UE, lo cual generó un alto grado de tensión de esta con el Reino Unido, a quien acusó de retención de vacunas, el gobierno británico en respuesta inculpó a la UE de utilizar un “nacionalismo de vacunas”. En realidad, la disputa entre paises de alto capitalismo, es la lucha por el acaparamiento de las vacunas. La UE destinó 2.700 millones de euros, que equivalen a 3.250 millones de dólares, para el proceso de investigación y desarrollo de las vacunas y realizó acuerdos previos con las farmacéuticas Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Curevac, Jonhson&Jonhson y Sanofi para comprar anticipadamente 2.260 millones de vacunas, que equivalen a 1.130 millones de dosis completas, casi el triple de la población de la comunidad europea, dosis que probablemente no necesitará. (declaración de T-CI. La Izquierda Diario)
EE. UU, por su parte, que invirtió 1.000 millones de dólares en la investigación y anticipó 1.500 millones para comprar por adelantado la producción de la farmacéutica Moderna y, reglamentó que las vacunas producidas dentro de su territorio por Pfizer y Moderna, no podrán ser exportadas, situación que de hecho, ha creado artificialmente una crisis de escasez, que facilita a las farmacéuticas la especulación con los precios de la vacuna, sin importar que, con excepción de Canadá, el resto de paises del continente sean relegados a un segundo plano en sus planes de adquisición y aplicación de las vacunas a sus respectivas poblaciones.
El acaparamiento de las vacunas en los paises más avanzados y el anuncio de las farmacéuticas sobre demoras en la entrega de las vacunas compradas anticipadamente por estos paises, ha agravado la crisis de acceso a las vacunas en el resto del mundo. China y Rusia entraron en la lisa por la disputa de los mercados para sus vacunas Sinopharm y sputnik respectivamente. El laboratorio ruso Gamaleya, cerró contratos de entrega de su vacuna, con paises de África, Asia y América Latina, particularmente con Argentina, Brasil, México, Nicaragua, Venezuela Bolivia y, presuntamente, según informaciones recientes, con Colombia. Incluso la UE y Alemania en particular hicieron pronunciamientos favorables sobre la vacuna Sputnik V, después de que la revista científica The Lanceth, certificó la efectividad en 91% del fármaco ruso y se proponen adquirir millones de dosis de este.
Es incuestionable que las farmacéuticas, sin excepción, desarrollaron sus investigaciones sobre las vacunas con dineros públicos, pero a la hora de su distribución, amparados en el monopolio de las patentes y los derechos de confidencialidad, impusieron contratos que contienen clausulas leoninas, basadas en el llamado secreto comercial, como plazos flexibles para el abastecimiento, protección de patentes, inmunidad para evitar ser responsabilizadas si algo sale mal o producen efectos adversos en la población las empresas no podrán ser demandadas, prohibición a los paises de donar o vender a un tercero las dosis compradas y reserva del derecho a suspender los suministros al país que haga públicos los precios impuestos en los negocios de venta las vacunas. (declaración de la T-CI. La Izquierda Diario).
Se trata de la perversa e irracional lógica del capitalismo, inversión pública en la investigación y apropiación privada del producto que sale a la venta, atrapado por la feroz competencia por los mercados y la obtención de milmillonarias ganancias vendiendo su vacuna al mejor postor. Es el siniestro juego de “sálvese quien pueda”, en el cual el que puede pagar más obtiene más. Por ejemplo, mientras que la UE pagó 2,19 dólares por cada dosis de Oxford-AstraZeneca, Sudáfrica pagó más del doble, 5,25 dólares.
Se suponía que en consideración a los milmillonarios recursos públicos invertidos en el desarrollo de las vacunas contra el Covid-19, estas deberían ser consideradas un “bien común global” según la presidenta de la Comisión Europea, o u n “bien público mundial”, de acuerdo con la declaración del presidente de Francia Emmanuel Macron y la primera Ministra alemana Ángela Merkel, pero no fue así, porque primó el interés por el acaparamiento en las naciones ricas y la acumulación de capital de las multinacionales farmacéuticas. Hecho que se convierte en un bloqueo de facto para la inmensa mayoría de los pueblos del mundo que no podrán acceder a las vacunas, tanto por la escasez, como por los costos y de nuevo tendrán que someterse a las migajas que logren comprar a las avaras farmacéuticas, o que les lleguen a través del sistema Covax creado por la OMS, en asocio con unos cuantos y “caritativos” milmillonarios.
Honrosa excepción hecha de Cuba, que, para enfrentar la pandemia, en medio de la pobreza y el bloqueo criminal impuesto por el imperio norteamericano, avanza exitosamente en el desarrollo de su propia vacuna “Soberana 4” y anuncia la producción de 100 millones de dosis para inmunizar su pueblo, al tiempo que la ofrece como un bien público para los paises que lo requieran con urgencia; lo propio ha hecho Irán, también bloqueado, que igualmente desarrolló su propia vacuna.
La crisis de las vacunas se ha visto agravada por la negativa de la OMS, que en su más reciente reunión negó por mayoría la propuesta hecha por India y Sudáfrica, apoyada por algunos paises de áfrica y América latina, entre ellos Argentina y México, así como por la plataforma de Organizaciones No Gubernamentales, Médicos sin Fronteras, Oxfam y otras, de liberación de las patentes para las vacunas y otras tecnologías relacionadas con la Covid, pero que fue rechazada por EE.UU, los principales Estados de la Unión Europea, Australia y Japón; quienes dieron prioridad a la protección del monopolio de las patentes que a la vida de las mayorías pobres del planeta. (declaración de la T-CI. La Izquierda Diario). Colombia como siempre, para no incomodar al país poderoso, se abstuvo de votar.
Esta calamitosa realidad es de tal gravedad que llevó al Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, a declarar que “El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de vida en los países más pobres del mundo… si los paises ricos acaparan las dosis del fármaco contra el Covid-19, mientras los más pobres sufren” criticó a los paises ricos por estar “dando prioridad a sus propios acuerdos con los fabricantes elevando los precios y tratando de saltarse la fila. Y denunció que“La situación se agrava por el hecho que la mayoría de los fabricantes han priorizado la aprobación regulatoria en los países ricos donde las ganancias son más altas”. Finalmente, señaló que “Este enfoque de ‘yo primero’ deja en riesgo a las personas más pobres y vulnerables del mundo, y también es contraproducente. En última instancia, estas acciones sólo prolongarán la pandemia y nuestro dolor, así como las restricciones necesarias para contenerlo y el sufrimiento humano y económico”. (Francisco Aguirre A. y Agencia France Presse. 18-01-2021
De persistir esta política de acaparamiento por parte de los paises ricos y de especulación y monopolio de las patentes por parte de las farmacéuticas, no será posible vacunar a la mayoría (80%) de la población mundial y no se alcanzará la inmunidad de rebaño para vencer la pandemia, lo cual prolongará por largo tiempo la lucha contra este mortal virus. Por consiguiente, seguiremos soportando las cuarentenas, la crisis económica y sanitaria, las cuarentenas, el desempleo, las hambrunas y la mala gestión de los gobiernos y el pánico que siembran para desmovilizar a la población que lucha en las calles, a pesar de la pandemia, para conseguir su sustento diario, con sus secuelas de miles de contagios y muertes, sin que los gobiernos hagan nada para evitarlo.
Los pueblos del mundo debemos movilizarnos y luchar para exigir a las autoridades internacionales y al capitalismo-mundo, que “se liberen las patentes de las farmacéuticas, lo que permitirá producir en los países que dispongan de laboratorios, que no es el caso de Colombia- que desmontó toda su infraestructura de ciencia, tecnología e innovación en el gobierno de Andrés Pastrana-el número suficiente de vacunas que nos permitan en el menor tiempo posible al 80% de la población mundial, que posibilite el logro de la inmunidad de rebaño” Como lo ha propuesto la Doctora Carolina Corcho, Vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana. (Revista Sur. Semana 05 de 2021)
Pero también, parlamentarios de los movimientos y partidos políticos democráticos, progresistas y de izquierda, de todos los paises, deberían desarrollar iniciativas como la del diputado socialista de Argentina, Juan Carlos Giordano, que presentó un proyecto de ley para exigir que reconociendo las vacunas como un patrimonio mundial, ordene “al gobierno de Alberto Fernández desconocer las patentes médicas que rigen para las vacunas y medicamentos del Covid-19” y “lo faculte a intervenir laboratorios y farmacéuticas a fin de contar con todos los insumos y tecnología necesarios” para producir las vacunas. Tiene razón al argumentar que “Es una vergüenza que después de descubierta la vacuna un puñado de multinacionales priven a millones del derecho humano a vacunarse, acaparando, especulando y haciendo ganancias siderales de la mano de todos los gobiernos de turno. Una barbaridad”. Denunció que AstraZeneca produce la vacuna en Argentina, pero no deja ni ganancias, ni vacunas en ese país.
Tanta mentira junta nos obliga recibir con juicio de inventario lo informado sobre la adquisición de 2.5 millones de vacunas Sinovac de china, para inocular 1.250.000 personas, y algo así como 300.000 vacunas rusas, Sputnik, para vacunar 150.000 personas, no se sabe cuándo. La realidad monda y lironda es que, mientras paises como Brasil, Argentina, México, Chile, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, ya iniciaron sus procesos de inmunización, en Colombia solo contamos con la posibilidad y las mentiras del gobierno. Hasta hoy cero vacunas.
*Miembro de la Red Socialista de Colombia
Bogotá, febrero 10 de 2021