Transcurridos un mes y 20 días de realizadas las elecciones presidenciales, las autoridades electorales de Perú desestimaron, por falta de pruebas confiables, la demanda interpuesta por la candidata derrotada Keiko Fujimori, contra la elección del candidato ganador, José Pedro Castillo terrones, porque supuestamente habría obtenido la victoria mediante fraude.

La Junta Nacional Electoral (JNE), proclamó la victoria que le otorgó el pueblo en las urnas, aunque por un estrecho margen, a este líder campesino y maestro de escuela Rural, que salió del anonimato a ejercer la presidencia de la República y gobernar a Perú por los próximos cinco años.

¿Quién es Pedro Castillo?

“Creció en Puña, un pueblito a 2.556 metros sobre el nivel del mar ha trabajado la tierra desde pequeño, ha cuidado su pueblo del terrorismo como rondero, como millones de peruanos ha trabajado de todo, ha sido canillita (vendedor de periódicos y revistas en la calle), albañil, heladero, ha lavado baños, ha sido estudiante, ha sido profesor. Ser profesor es lo que mas ha amado en la vida” (El búho Bicentenario-Perú 2021. www.ElBUHO.P), ejerció la docencia en una escuela rural desde 1995, estudió licenciatura y cursó un magister en psicología educativa de la Universidad Cesar Vallejo, además, es líder campesino y un importante dirigente del magisterio peruano. Nació en Cajamarca, en la sierra norte de Perú, 51 años de edad, casado con una maestra, Lidia Paredes Navarro, con igual formación académica, establecidos en la vereda de Chota en la región de Cajamarca, ambos oriundos del mismo pueblo, criados en la pobreza y con sueldos de maestros siempre precarios, son padres de dos hijos.

Pedro Castillo en un acto de campaña en Juliaca.

En 2017 dirigió una huelga del magisterio que duró 75 días y lograron importantes conquistas salariales. Luego de esta lucha, según su esposa, “quiso fundar un partido de los maestros, pero no se pudo, entonces asumieron el partido político Perú Libre en 2020” (www.ElBUHO.P), partido que se autodefine como “marxista, leninista, mariateguista” por el cual lanzó su candidatura presidencial, cuyo principal dirigente es Vladimir Cerrón, exgobernador del departamento de Junín, considerado por el propio Pedro como “un perseguido político”.

Nadie daba un sol por su candidatura, su familia, la vecindad y la gente de su región, estaban preocupados porque él en su campaña recorrió las zonas rulares peruanas montado en un caballo, pues “nada que salía en los medios de comunicación masiva” dijo su esposa Lidia. Pero, cuando supieron que, sorprendentemente, Pedro Castillo había ganado el primer lugar en la primera vuelta con 19%, seguido por Keiko Fujimori con algo más del 9%, sintieron “una gran emoción porque un maestro estaba compitiendo con grandes políticos”. Había pasado triunfante en esa primera vuelta y disputaría la presidencia con la hija del dictador.

Sus propuestas de campaña (el programa)

En su “anónima” campaña, los medios masivos no divulgaron ni su figura, ni sus propuestas, Pedro proponía importantes reformas estructurales, la principal  un cambio total del modelo económico, es decir abolir el modelo neoliberal impuesto desde tiempos dictatoriales, construir una nueva constitución política, para lo cual se convocaría una asamblea constituyente que le retornara al estado el papel de regulador del mercado, que de paso a una “economía popular con mercados”, la nacionalización de sectores estratégicos, como el minero-energético, el gas, el petróleo y regule nuevamente el sector privado para que trabaje “en beneficio del pueblo peruano”. Incremento sustancial del presupuesto para la agricultura y la educación, eliminación de las “administradoras de fondos privados de pensiones (AFP)” y fortalecimiento del Sistema Nacional (público) de Pensiones; así como, reformular los tratados internacionales de Perú, para dejar de ser un país sometido a Estados Unidos” y elección, mediante el voto ciudadano, de los miembros del Tribunal Constitucional. Dichas propuestas conforman claramente un programa de reformas democráticas, anticapitalista, antineoliberal, antimperialista y de ejercicio de la democracia directa.

Sin embargo, expresa una posición ultra conservadora respecto del derecho al aborto, la libertad sexual y, nada dice sobre los derechos de las mujeres y los feminicidios. En su campaña mantuvo una conducta xenofóbica respecto de los/as migrantes venezolanos.

¿Por qué triunfó Pedro Castillo?

 Las elecciones se desarrollaron en el marco de un país quizá el “más devastado por la pandemia en el mundo (con la reciente corrección de los datos, pasa de la increíble cifra de cinco mil muertos por millón), y es probablemente la única nación del mundo que ha llevado la locura de la inmunidad por contaminación más allá de Brasil, con el agravante de que su sistema sanitario es muy precario” (Gilberto Calil. esquerdaonline.com.br). Amén de la profunda crisis económica y de corrupción causada por el establecimiento, de tal magnitud, que el país ha tenido cuatro presidentes en cuatro años y la inmensa mayoría de diputados están judicializados por la podredumbre que los atraviesa.

 De ahí, que los comicios “se celebraron en un contexto de crisis orgánica y de profunda crisis de representación de los principales partidos. En la primera vuelta, los cuatro candidatos más votados -Castillo, Keiko Fujimori, López Aliaga (el “Bolsonaro peruano”) y Hernando de Soto (tecnócrata ultraliberal)- se presentaron, desde diferentes perspectivas ideológicas, como candidatos antisistema. En la segunda vuelta, los principales candidatos (excepto Verónika Mendoza, que apoyó a Castillo, y Yonhi Lescano, de Acción Popular, que no apoyó a ningún candidato) se unieron a Keiko. Bendecidos por Vargas Llosa, los liberales abrazaron a la hija del dictador contra el fantasma del comunismo” (Gilberto Calil. esquerdaonline.com.br).

La campaña de Castillo se desarrolló principalmente a través de las redes sociales y a caballo por las poblaciones y veredas rurales, en regiones de alta población indígena; sus eslóganes principales fueron “nunca más un pobre en un país rico” y “palabra de maestro”. Sus símbolos de campaña un lápiz y un sombrero campesino.  Lo cierto es que, pese al cerco del silencio mediático impuesto por los medios de comunicación de las élites hegemónicas, “Castillo hizo su campaña con cero dineros, sin asesores de imagen y sin costosos consultores electorales. No necesitó nada de eso. Ganó porque puso oídos atentos al clamor popular, supo oír la voz de la calle” (@atilioboron).

El triunfo inicial de Pedro Castillo desató el pánico entre los partidos del establecimiento político, los gremios económicos, los medios masivos de comunicación y demás integrantes de las élites dominantes, a tal punto que cerraron filas alrededor de la candidata Fujimori, y desataron una feroz campaña mediática de desprestigio contra el candidato del Perú profundo, de los campesinos, los indígenas y los pueblos olvidados y abandonados por sucesivos gobiernos neoliberales, desempolvaron los fantasmas del terrorismo, el comunismo y el castrochavismo, inundaron los medios de  toda clase  de calumnias y fake news, “ellos nos tildan de ignorantes y dicen que él es terrorista y comunista, pero lo que él quiere es el cambio de Perú” alegó Lidia Paredes, interpretando el sentir de su gente, en defensa de su esposo y candidato. Sin embargo, la pesada maquinaria política, económica y mediática no resultó tan demoledora porque fue derrotada.

El docente de la escuela pública de Chota ganó porque “La gente campesina, a la que se le ha negado el derecho a la educación, ha buscado a un maestro desconectado totalmente de las élites para que gobierne”, además porque Castillo, “encarna a los campesinos, obreros, indígenas y, en general, a los sectores sociales olvidados que “nunca han tenido representación… pero que nunca los hemos reconocido como personas con voz política”, explica la historiadora Cecilia Méndez (citada por Hernán P Florindez. 03/07/21. La Rosa Roja). Castillo fue visto como uno de los mismos, los excluidos y marginados de siempre, con quienes le fue fácil establecer una relación de empatía, es auténticamente uno de los de abajo, visto por su misma gente como “alguien que alzaba la voz de manera estridente, pero con autoridad para reclamar necesidades básicas. Conectó con la población porque era el hombre del sombrerito, el hombre más cobrizo, más rural, menos citadino que se fue convirtiendo poco a poco en un símbolo del Perú marginado”. (Ubilluz.www.hildebrandtensustrece.com)

De otra parte, él supo dirigir su propuesta de cambio de modelo y de régimen a las poblaciones indígenas, a los maestros y las maestras, al campesinado, a la clase trabajadora y en general a su gente de las mayorías empobrecidas de Perú, que constituyen su principal base social organizada. Pero, según el politólogo Antenor Escudero, una ventaja excepcional de Castillo es la capacidad organizativa y de movilización que obtiene del magisterio en las zonas rurales. “Hay una estrecha relación entre la composición laboral y el voto. En aquellos lugares donde ganó Castillo hay predominio del sector agrícola que se siente abandonado por el Estado y que ha sido el seno de los movimientos regionales. Allí, dentro de cada pueblo, la figura del maestro es la de un ‘notable’, una fuente de influencia política en las relaciones interpersonales” (citado por Hernán P Floríndez. 03/07/21. La Rosa Roja). El gremio docente del sector público peruano se acerca a los quinientos mil integrantes.

Los resultados de la segunda vuelta confirman las razones expuestas, la candidata del establecimiento ganó por amplio margen en la región de Lima con el 65% de los votos y en la ciudad del Callao con 67%, en general en las ciudades mas grandes y en siete regiones del las 23 del país. En tanto que Castillo obtuvo unas votaciones en las 16 regiones restantes, las del Perú rural e indígena, pero con registros de votaciones que oscilaron del 66% al 89% “Se trata de diferencias impresionantes obtenidas en regiones fuertemente indígenas, marcadas por culturas tradicionales y formas de organización social que resisten sistemáticamente los efectos de la devastación neoliberal” (Gilberto Calil. Esquerdaonline.com.br/)

Los retos del presidente

En lo inmediato, el primer reto del presidente será cumplir con su promesa de convocar  una Asamblea Constituyente y soberana “que ponga fin a la Constitución fujimorista y resuelva las reivindicaciones fundamentales de la clase trabajadora y las mayorías nacionales” tal como lo plantean en la “carta abierta firmada por cientos de dirigentes de centrales, federaciones, sindicatos y de dirigentes populares, que conformaron comandos y comités unitarios amplios por el triunfo de su candidatura en todo el país, según lo informa la Plataforma Periodística El Trabajo y, anuncian que dichos comités  seguirán  “siendo el eje de la actividad de los trabajadores y el pueblo en su lucha por el cambio de la actual situación marcada por el saqueo de las transnacionales, la sobre explotación de los trabajadores y la liquidación de sus derechos conquistados, la miseria del campesinado, la desocupación, el hambre, la muerte causada por el COVID a causa del desastre en el cual se encuentra la Salud Publica y el atraso impuesto por los gobiernos que han aplicado las políticas del FMI y el Banco Mundial”.  El presidente ratificó su compromiso en el discurso de posesión, pero indudablemente, tendrá que sortear las trabas y las maniobras que pondrá la coalición fujimorista, mayoritaria en el Congreso, para evitarla.

El segundo reto, quizá el decisivo, será el de mantenerse a toda costa en la presidencia, para lo cual tendrá que enfrentar las dos amenazas públicas de la coalición fujimorista de golpe de estado, mediante declaraciones de uno de sus jefes, Alfredo Barrenechea, en las que afirma.  “Vamos a conformar un Gran Gobierno de Transición sobre la base de una Alianza Civil – Militar, avalado por el Congreso de la Republica, que convoque a nuevas elecciones. Me dirijo especialmente al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Cesar Astudillo, para que informe a sus Comandantes Generales” o, mediante la sustitución de “la actual Junta Directiva del Congreso y elegir a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional que sirvan a la vacancia de Pedro Castillo llegado el momento” (plataforma periodística El Trabajo). Mantener el Frente único de los de abajo, que lo llevó a la presidencia, y convocar la Asamblea Constituyente es la alternativa de Pedro Castillo para sostenerse en el poder y emprender la ejecución de su programa de gobierno.

*Exvicepresidente de FECODE e integrante de la Red Socialista de Colombia.